El pueblo Siekopai, también conocido como Secoya, es una nacionalidad indígena ancestral que habita en la región amazónica del Ecuador y parte del Perú. Son guardianes del bosque y su sabiduría ha sido transmitida por generaciones a través del yagé, las narrativas orales, y los rituales de sanación.

Su cosmovisión está profundamente ligada a la naturaleza, a los ciclos espirituales y a los saberes de sus ancestros. El idioma pai coca, sus danzas, cantos e instrumentos tradicionales como la flauta entregada por el primer hombre, Ñañë constituyen un sistema simbólico rico y potente.

Sin embargo, la historia de los Siekopai también ha sido marcada por el despojo territorial, la violencia colonial y las amenazas extractivistas. Hoy, su resistencia se expresa en la defensa de su territorio, su espiritualidad y su derecho a existir con dignidad.

Explorando narrativas Siekopai

Los Siekopai, también conocidos como Secoya, son una cultura fascinante donde múltiples dimensiones de la vida parten desde la mitología. Sus creencias no son relatos estáticos, sino sistemas de conocimiento vivos que organizan la salud, el territorio, el tiempo y la espiritualidad.

Cada mito registrado es más que una historia: es una estructura de pensamiento, una forma de entender el mundo y de convivir con lo visible y lo invisible.

Creen que la selva no solo se habita, se interpreta. Que el cuerpo puede viajar entre planos. Que el yagé planta maestra es un vehículo para acceder a verdades ocultas. Y que todo ser persona, animal o río, tiene una memoria sagrada.

• Mitos de origen y relatos fundacionales
• Prácticas rituales y saberes ancestrales
• El rol del yagé y los planos astrales
• El poder del canto, el lenguaje y la visión 

Narrativas sensoriales Siekopai

Desde tiempos antiguos, las mujeres Siekopai han transmitido sus saberes entre cantos y danzas, bebiendo chicha mientras tejen la memoria colectiva. A través de relatos como el de Ñañe, la primera ceramista guiada por el espíritu de un leopardo, o de Maboca Mañe, quien enseñó a construir las casas del pueblo con tres pilares sagrados trabajo, familia y naturaleza, esta cultura demuestra que sus mitos no son solo pasado, sino fuerza viva que habita en cada gesto, en cada canto, en cada construcción.